miércoles, 11 de abril de 2012

¿En que anda Bob Wilson?

Marina Abramovic y Antony, el cantante transgenerista en la última puesta de Bob Wilson,

De este director de teatro, que ha venido varias veces a Bogotá aunque no estuvo este año en Iberoamericano, se estrena una puesta en el Teatro Real de Madrid alrededor de la cual ya se plantea la polémica.



Bob Wilson, es un ícono de la contemporaneidad. Si hubiera que definir su estilo habría, por fuerza, que utilizar el adjetivo minimalista para expresar esa economía de elementos que caracterizan esas aproximaciones suyas al hecho teatral que, siempre, rayan en la perfección. Fondos de colores que se van alterando suavemente durante la función para subrayar la acción o apenas para enfatizar un transcurso del tiempo casi inapreciable; un relieve particular de los personajes mediante una magistral iluminación que controla hasta el mínimo; un cuidado milimétrico en la casi inexistente utilería y, por supuesto, la máxima atención alrededor del vestuario suelen redondear un concepto que, por lo general, es diáfano y de una sutileza poco común. La limpieza absoluta de sus puestas en escena sugiere lo esencial del teatro. Se podría decir quelos montajes de Bob Wilson son clásicos y, sin embargo, su contemporaneidad es flagrante.

Dentro de ese panorama abigarrado y de profunda innovación que está teniendo el mundo de la ópera en Europa, el director norteamericano, nacido en Carolina del Sur y tildado por el New York Times como "una cumbre en el teatro experimental", se ha  convertido, con sobradas razones, en una estrella. Cabe recordar el magistral Parsifal de Hamburgo, o el Anillo de Wagner que dirigió para el Teatro Chatelet de París, o la hiperrealista Madama Butterfly del Metropolítan de Nueva York en los noventas, y una lista de títulos imposible de traer a cuento por el espacio. Para quienes quieran familiarizarse con el estilo de Wilson, en las tiendas de discos bajo el sello EMI, se encuentran dos bellísimas versiones en DVD de óperas de Gluck, con la dirección musical de John Eliot Gardiner, que realizó precisamente para el Chatelet de París alrededor del año 2.000: Orfeo y Eurídice y Alceste. Recomendables desde todo punto de vista.

Pues bien, Wilson  de forma desde luego experimental, junto con un grupo de profesionales de diversas disciplinas ha creado una ópera, cuyo título es Vida y Muerte de Marina Abramovic, aunque muchos digan, antes de tiempo y a partir de los ensayos, que no lo es. La obra en cuestión se estrena hoy en el Real de Madrid que, como se sabe, ha sido en los últimos tiempos adalid de la vanguardia operística. El proyecto nació en una cena que dieron la cantante Björk y su esposo, el artista Matthew Barney, en su terraza. Allí la artista serbia del Performance  Marina Abramovic (Belgrado 1946) conoció al cantante y conmpositor transgnerista inglés  Antony Hegarty y juntos resolvieron ponerse en contacto con Wilson para crear un espéctaculo al cual invitaron nada menos que al actor Willem Dafoe, quien le suma a la producción su nervio actoral. El resultado es esa suerte de ópera que los aficionados españoles conoceran de primera mano esta noche  gracias a la audacia del empresario de un teatro que, sin duda, es el más emblemático del género lírico, hoy en día, en la península.

EL PAÍS de Madrid, donde se publica la fotografía que acompaña esta nota, ha titulado la noticia, muy destacada en su sección de cultura, con el significativo titular de "Choque de trenes en el Real" que  presagia lo que puede ser o un desastre o, acaso, una auténtica pelotera entre aficionados. Por supuesto que el asunto tiene detrás talento a rodos y, desde luego, el soporte visual de Wilson quien, desde ya, debe estar disfrutando de la posibilidad de que haya escándalo. Él tiene talante de agresor y en esto de las vanguardias le fascina estar en el filo de la navaja .Ya veremos que ocurre y, por que no, acaso podamos disfrutar pronto del video de una producción que, a lo mejor, nos gusta. Por lo menos, de eso si estoy seguro, lo visual y toda  la puesta en escena deben tener ese denominador de excelencia que caracteriza todo lo que hace el maestro norteamericano.

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